Hoy vamos a hablar de un tema que pasa desapercibido: las frecuencias dañinas que afectan nuestra audición, especialmente en ambientes de música alta, y cómo podemos protegernos para que el verano no deje un rastro de daños en nuestros sentidos.
“Estalló el verano”. Y con él, los eventos y festivales que tanto esperábamos. La energía de ver a artistas, bailar con amigos, vibrar con conciertos y, por supuesto, del sonido envolvente que nos sumerge en la experiencia. Pero, como siempre, en el sonido todo es cuestión de equilibrio. Nos encanta el volumen alto, OBVIO, pero cuidado… porque lo que muchos no saben es que esa ola de sonidos intensos puede estar provocando daños irreversibles a nuestros oídos.
A todos nos gusta disfrutar de la música a alto volumen, pero el volumen elevado no es el verdadero problema. Lo que realmente pone en riesgo nuestra audición son ciertas frecuencias dentro de ese sonido.
Según estudios realizados por diversas universidades y organizaciones de salud auditiva, los niveles de decibeles (dB) en conciertos o eventos pueden superar los 120 dB, una cantidad que puede dañar los oídos de forma irreversible si estamos expuestos por períodos prolongados. En espacios cerrados, la reverberación y la acumulación de sonido aumentan este riesgo, ya que las frecuencias dañinas se amplifican.
Nuestro oído es sensible a un amplio rango de frecuencias, pero hay ciertas que son más peligrosas que otras. Las frecuencias en los rangos altos, sobre todo por encima de los 2.000 Hz, son las más susceptibles de causar daño. Estas frecuencias son las que pueden producir los molestos acúfenos (el sonido persistente en los oídos, como un zumbido) o incluso la pérdida temporal de la audición.
Lo preocupante es que, a menudo, no somos conscientes del daño en el momento. El consumo de alcohol o estar inmersos en el ambiente festivo puede hacer que no percibamos el daño hasta que es demasiado tarde.
No te quedes esperando que otros cuiden de tus oídos. La prevención es clave. Existen aplicaciones móviles que te permiten medir los niveles de decibeles en tiempo real, como Decibel X (disponible tanto para Android como iOS). Con esta herramienta, puedes monitorear el sonido a tu alrededor y asegurarte de que no supere los límites recomendados para mantener tus oídos saludables.
Si sientes incomodidad o presión en los oídos, es una señal de que las frecuencias están afectando tu audición. Otros síntomas comunes incluyen zumbidos, sensación de oído tapado, o dolor. Si experimentas alguno de estos, lo mejor es alejarte de la fuente de sonido y descansar.
Probablemente, después de un evento ruidoso, has experimentado acúfenos. Es esa sensación de que los sonidos persisten causando una molestia, incluso después de que el concierto terminó. Es como si la película de terror que acabas de ver con volumen a tope estuviera tomando vida dentro de tu cabeza. Y, de hecho, las películas de suspenso y terror usan estos sonidos para incomodar al espectador y generar tensión.
Un ejemplo de película que utiliza estos efectos para crear un impacto es “A Quiet Place” (Un Lugar en Silencio). La obra juega con el contraste de los sonidos fuertes y los momentos de silencio absoluto, creando una atmósfera que nos hace sentir la incomodidad de lo que es el daño auditivo, aunque sea de manera ficticia.
La clave para disfrutar de la música y proteger tu salud auditiva es la calidad, no la cantidad. No se trata de bajar el volumen, sino de asegurarse de que el sonido que escuchamos esté bien balanceado. Los sistemas de audio de alta calidad distribuyen las frecuencias de manera equilibrada, evitando los picos de sonido dañinos. Cuando el sonido es bien mezclado, puedes disfrutar de la experiencia sin comprometer tu salud auditiva.
Al elegir eventos o lugares para disfrutar de la música, asegúrate de que se estén utilizando sistemas de sonido adecuados, con una correcta regulación de frecuencias y niveles de volumen. Es preferible tener una buena experiencia sonora que sacrificarse por un volumen extremo que podría dañarte a largo plazo.
El verano es para disfrutar, pero tus oídos merecen ser cuidados. Ya sabemos que el volumen alto es parte de la diversión, pero recuerda que el daño no solo viene del volumen, sino de las frecuencias que lo acompañan. Haz uso de las herramientas que tienes a tu disposición para protegerte y disfruta del sonido con responsabilidad.
PD: Y otro día hablamos de esos que pasan con el auto a todo volumen, sin mucha calidad en el sonido, y al final del día, probablemente no puedan escuchar ni el timbre de la puerta.